Educación Divertida (Hacia Una Pared Llamada Realidad)

Está de moda hacer que la enseñanza y o educación se convierta en algo divertido, y tengo que admitir que también soy culpable de eso, o por lo menos lo he intentado. Es lógico la verdad, tenemos la idea de que las clases son aburridas, repetitivas, etc. Pero la verdad más real es que la vida lo es…

“Jobar, Thomas, un poco fuerte esto, ¿no?”.  Pues no. La vida es aburrida y repetitiva si decides verlo así,, igual que la educación. Pensemos en una clase de música, el profesor ha decidido que todos deben aprender un canción con la flauta, para un alumno esto puede ser algo increíblemente monótono  t aburrido, solo puedes tocar clavelitos un par de veces antes de querer arrancarte los tímpanos; sin embargo para otro alumno esta actividad puede resultarlo muy interesante, le encanta la música y cualquier oportunidad de aprenderlo lo aprovecha. En la clase de matemáticas pasa al revés, el que se divertía se aburre y el que se divertía se aburre. Pero lo cuestión, que hay que hacer no es ¿se lo está pasando bien? Si la respuesta es sí, excelente, si no también, siempre y cuando esté aprendiendo.

Yo estoy a favor de intentar hacer las clases entretenidas y de que los alumnos vengan motivados a clase, pero una cosa no implica la otra y esa es la diferencia que hay que hacer. Tienen que venir motivados para aprender, no para divertirse. Que la diversión ya es recompensa en sí.

Admito que es difícil motivar a alguien a hacer algo que no quiera o que simplemente no pueda hacer, pero aquí me crea un conflicto interno. Por un lado quiero que todo alumno tenga una base cultural del que pueda partir (¿quien la establece? y ¿que es lo que se considere necesario?, es una cuestión aparte) pero también defiendo la libertad de educación, a veces no es necesario que un músico ilustre sepa que carga tiene un electrón, a no ser que esté haciendo un dibujo realista a nivel subatómico…

A todo esto, os dejo una escena de Louis C.K. que habla del aburrimiento: